Pascual Aranda ha elegido para presentarnos su nueva exposición, “Valladolid pintado”, la Sala de Exposiciones del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) de Valladolid., que se inaugurará esta tarde. Qué mejor ubicación que esta para mostrarnos algunos rincones de la vieja capital castellano-leonesa.
Pinturas de Pascual Aranda en La Sala de Exposiciones del BBVA de Valladolid |
Es digno reseñar que la sede central del BBVA de Valladolid ocupa el viejo edificio conocido como Palacio de Ortiz Vega: residencia que fue de D. Antonio Ortiz Vega, conocido financiero vallisoletano de la época. Construido siguiendo el estilo arquitectónico palaciego francés, en la segunda mitad del s. XIX, restaurado a principios del pasado s. XX, para ser sede del extinto Banco Castellano: presentando la actual estructura; ha sufrido, con el paso del tiempo ulteriores modificaciones de carácter menor.
Pascual Aranda, nacido en Valladolid, no se define como un pintor localista, sino que sus pinceles están abiertos a los sentimientos y estos no tienen fronteras. De lo que si hace gala es de sus profundas raíces castellanas, sin caer en lo tópico ni en el atomismo de otros. Obviamente sus obras, por el entorno en el que vive, se ven marcadas por un aspecto vigoroso, recio, vital. Pero estos caracteres que resaltan en la trayectoria de Pascual Aranda, se corresponden con un mirar profundo y sereno. Su obra está impregnada de una continua búsqueda de la esencia de los paisajes, de los hombres y mujeres, y de todos aquellos elementos que aparecen en sus pinturas.
También se adecúa la época del año en la que ha optado por presentarnos su excelente y amplia exposición. El otoño de la capital vallisoletana es, seguramente, el mejor momento para contemplar los rincones que ésta alberga. La alternativa al paseo por las calles de la ciudad vallisoletana está en acudir a la exposición y disfrutar de la perspectiva personal e intimista que Pascual Aranda nos ofrece.
Sus obras presentan un acento impresionista; un impresionismo personal, si se quiere matizar. Pero en el profundo mirar, la serena contemplación y la madurez que aporta Pascual Aranda a cada uno de sus trazos se observa un claro influjo de los grandes maestros impresionistas del pasado siglo.
Nos vamos a encontrar con rincones envueltos en una atmósfera protagonizada por las primeras lluvias otoñales, que hacen de Valladolid una ciudad silenciosa en el ir y venir de las personas protegidas por sus paraguas, pero no exenta de vitalidad y dinamismo. Nos descubre lugares, rincones con un evidente sabor a tradición. Pero, en el mismo lienzo, exprimiendo la contemplación que todo cuadro requiere por parte del espectador, afloran aspectos plenos de vitalidad y de noble condición.
No hay excusa para las gentes que habitan la noble ciudad castellana, ni para aquéllas que se acercan reclamadas por los señoriales encantos del Valladolid contemporáneo, para no acudir a la Sala de exposiciones del BBVA sita en la céntrica calle del Duque de la Victoria y experimentar emociones y sensaciones con los viejos rincones de la capital del Pisuerga.
En definitiva, Pascual Aranda abre una puerta de doble hoja, la del Valladolid que es y la del Valladolid que los ojos y el alma del pintor castellano ven. A esta doble visión el espectador, en su sereno contemplar, seguramente aportará la suya, llegando al objetivo final de toda exposición artística: el ser de las cosas, la visión que aporta el creador, y el mensaje que le llega al espectador.
También se adecúa la época del año en la que ha optado por presentarnos su excelente y amplia exposición. El otoño de la capital vallisoletana es, seguramente, el mejor momento para contemplar los rincones que ésta alberga. La alternativa al paseo por las calles de la ciudad vallisoletana está en acudir a la exposición y disfrutar de la perspectiva personal e intimista que Pascual Aranda nos ofrece.
Sus obras presentan un acento impresionista; un impresionismo personal, si se quiere matizar. Pero en el profundo mirar, la serena contemplación y la madurez que aporta Pascual Aranda a cada uno de sus trazos se observa un claro influjo de los grandes maestros impresionistas del pasado siglo.
Nos vamos a encontrar con rincones envueltos en una atmósfera protagonizada por las primeras lluvias otoñales, que hacen de Valladolid una ciudad silenciosa en el ir y venir de las personas protegidas por sus paraguas, pero no exenta de vitalidad y dinamismo. Nos descubre lugares, rincones con un evidente sabor a tradición. Pero, en el mismo lienzo, exprimiendo la contemplación que todo cuadro requiere por parte del espectador, afloran aspectos plenos de vitalidad y de noble condición.
No hay excusa para las gentes que habitan la noble ciudad castellana, ni para aquéllas que se acercan reclamadas por los señoriales encantos del Valladolid contemporáneo, para no acudir a la Sala de exposiciones del BBVA sita en la céntrica calle del Duque de la Victoria y experimentar emociones y sensaciones con los viejos rincones de la capital del Pisuerga.
En definitiva, Pascual Aranda abre una puerta de doble hoja, la del Valladolid que es y la del Valladolid que los ojos y el alma del pintor castellano ven. A esta doble visión el espectador, en su sereno contemplar, seguramente aportará la suya, llegando al objetivo final de toda exposición artística: el ser de las cosas, la visión que aporta el creador, y el mensaje que le llega al espectador.
Antonio Serra Junior
Sala de Exposiciones BBVA
C/ Duque de la Victoria, 12. 47001 – Valladolid.
De 16 al 29 de Septiembre de 2014.
Lunes a Sábado, de 19 a 21 horas.
Domingos y festivos, de12 a 14 horas.
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