El pasado día 13 de septiembre de 2014, el pintor cordobés Manuel Castillero Ramírez obtuvo el Primer Premio, dotado con dos mil euros y placa, del décimo cuarto Concurso de Pintura Rápida celebrado en Segovia, “Segovia, Patrimonio de La Humanidad”, organizado por el Ayuntamiento de la vieja capital castellana, bajo el asesoramiento del Taller Municipal de Pintura-Grupo Aqua.
Obra premiada de Manuel Castillero Ramírez, perteneciente al Ayuntamiento de Segovia |
Numerosos artistas se dieron cita para participar en este concurso de pintura, haciendo que las calles de Segovia se vieran convertidas en un enorme taller y sala de exposiciones. A lo largo de la jornada artistas y curiosos se mezclaron, principalmente por las calles que rodean la Plaza Mayor, tales como la calle Real, calle Daoíz, calle Alhóndiga, la misma Plaza Mayor y otras calles y escalinatas que aportan un sabor recio y señorial a la capital segoviana.
La obra ganadora de Manuel Castillero refleja una perspectiva de la escalinata que recorre parte de la vieja calle Alhóndiga. Como curiosidad hay que hacer mención que dicha calle debe su nombre al edificio medieval de “La Alhóndiga” construido en época de los Reyes Católicos como almacén de grano; hoy en día es la sede del Archivo Histórico Municipal.
De nuevo, Manuel Castillero, apoyándose en una técnica realista vigorosa, pura y esencial, bajo los parámetros del impresionismo y el hiperrealismo, se olvida de los aspectos ornamentales, desechando todo boato para centrarse en ofrecernos un paisaje-retrato urbano en el se manifiesta sobremanera la sensibilidad del artista cordobés.
La estructura de la obra se basa en un perfecto juego de líneas horizontales y verticales que aportan estabilidad, equilibrio y solidez, en combinación con una acertada iluminación que aporta profundidad y sabor a esa escalinata que nace, en su parte baja, a los pies del edificio de La Alhóndiga, para desembocar, en parte alta, en la calle Juan Bravo. Sin duda, Manuel Castillero acertó de pleno con la ubicación elegida, seguramente influenciado por la memoria de las estrechas calles del barrio judío de su Córdoba natal.
Tanto arquitectónicamente, como desde el punto de vista de la iluminación, el entorno elegido sabiamente por Castillero hizo que éste pudiera poner de manifiesto todo su potencial como artista. La siempre difícil misión de dar vida a un lienzo en este tipo de concursos dan un mayor valor a las obras resultantes del buen hacer de los artistas. Pero lo que también denota este merecido primer premio es la clarividencia del autor para acomodar inteligencia, estructuración mental, madurez y técnica pictórica. En estos certámenes denominados de pintura rápida, no caben los errores y exigen del pintor un gran esfuerzo intelectual. No es sólo un pincel el que se desliza por el lienzo, impregnado éste de los trazos y colores que definen la obra final; sino que es el intelecto y las emociones del artista los que se plasman en el cuadro.
Es evidente que Manuel Castillero tiene una mente lúcida, limpia y bien estructurada; como se suele decir, si se me permite, “tiene una cabeza bien amueblada”. Es por ello que ha conseguido una obra final limpia, muy del gusto castellano; sin estridencias, pero cargada de esencia, de nobleza y de purismo, valores que las gentes castellanas hacen suyos en gran medida.
Por último, dar las gracias al Consistorio de Segovia, encabezado por la alcaldesa Dª Clara Luquero, primera mujer en la historia que preside el Ayuntamiento de Segovia por mantener en estos momentos llenos de vaivenes su apuesta por la cultura en general; y, en particular, por organizar este precioso y preciado Concurso de pintura, el cual ya ha cumplido catorce ediciones. Asimismo, agradecer la labor del Taller Municipal de Pintura en colaboración con el Grupo Aqua de acuarelistas de Segovia.
Antonio Serra Junior
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