martes, 3 de junio de 2014

Arte y coleccionismo

El coleccionismo de Arte ha ido evolucionando en los últimos años; el mercado del arte español cayó un 33% en los últimos seis años según La Fundación Arte y Mecenazgo, con un ligero repunte en el pasado año 2013. La caída de las ventas provocada por la crisis económica y la burbuja del arte son los dos principales causantes de esta situación.

Sin embargo, lo expuesto es aplicable a las grandes firmas internacionales: compras millonarias que tienen por finalidad, en la mayoría de las ocasiones, la mera especulación.

En los últimos años el coleccionismo está dando un giro positivo: importantes galerías, cuyo negocio se generó en base a la mera especulación, han desaparecido; la persona amante del mundo y cultura artísticos cada vez tiene una mayor formación en materia artística; internet está sirviendo para conectar, nacional y transnacionalmente, a los nuevos coleccionistas con artistas de todo el mundo.

coleccionismo y arte, pintura
Los nuevos coleccionistas, fundamentalmente personas de clase media o media-alta, inician su colección con piezas de artistas que, teniendo una buena trayectoria, tienen precios asequibles y eligen las obras en función de sus propios criterios artísticos y estéticos. Saben lo que les gusta y lo que quieren. La influencia que ejerce sobre ellos la opinión del galerista o experto, cada vez es menor.

La imposición tácita de los gustos del “experto en arte” sobre el nuevo coleccionista es inversamente proporcional al nivel cultural de este.

Lo más importante antes de adquirir una obra, es que a uno le enamore. Si la pieza está en consonancia con nuestro gusto estético, valores culturales, mundo emocional, etc., no cabe duda que es la indicada para nuestra colección. El tiempo y las actividades artísticas del artista se ocuparán de que esa pieza se revalorice. Pero en cualquier caso, tendremos una obra que siempre nos gustará.

Comprar para especular con obras de arte es una actividad para especuladores, no para aquellos que amamos el arte. El coleccionista que va creando su colección lo hace por amor y pasión hacia esas obras que ha ido eligiendo meticulosamente, para poseerlas y admirarlas, nunca para deshacerse de ellas en una operación especulativa.

Es obvio que los aspectos mercantilistas que rodean al mundo del arte pueden llegar a producir un efecto envilecedor nocivo para el arte. Pero, sin llegar a puntos de vista extremos, no hay que negar que el coleccionismo también se rige por el aspecto inversor. El coleccionismo bien entendido y bien gestionado, lleva aparejado consigo un fenómeno garantista nada despreciable; muy al contrario, el coleccionismo de arte probablemente sea la mejor manera de generar un patrimonio estable y a salvaguarda de vaivenes de modas estrambóticas.

Una acertada colección de artistas con un futuro prometedor aúna los dos elementos que rigen los destinos de cualquier persona: corazón y cabeza. Sensibilidad y pasión. Pero también formación e información. Las decisiones por parte del coleccionista, en cuanto a las obras a adquirir, han de reunir elementos pasionales con motivaciones basadas en un criterio formando a través de información objetiva; y todo ello tendrá como resultado el disfrute del arte y la obtención, porque no, de una salvaguarda patrimonial.

Por otro lado, me gustaría aprovechar este momento para decir que el coleccionismo empieza por visitar las exposiciones, ya sean de mayor o menor categoría, por hacer un seguimiento personal de la evolución creativa de los artistas, evitando, en la medida de los posible, las opiniones vertidas por “gurús” con un sobre dentro de la chaqueta.
Antonio Serra Junior


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